Hay pocas sensaciones tan estimulantes como la de empezar algo nuevo, un camino desconocido lleno de posibilidades. Hace poco viví esa emoción al unirme a una empresa de construcción aquí en Vigo. Después de un tiempo buscando una oportunidad que realmente me motivara, sentí que el sector de la construcción, con su promesa de ver proyectos crecer desde cero, era el lugar donde quería estar. Y hacerlo en una ciudad tan vibrante y con tanta actividad como Vigo le añade un extra de energía.
Mi primer día, por supuesto, vino cargado de los nervios habituales. ¿Cómo sería el equipo? ¿Estaría a la altura de las expectativas? Pero desde el primer momento, mis compañeros y responsables me hicieron sentir parte de ellos. Me presentaron la empresa, sus valores y, lo más interesante, me mostraron algunos de los proyectos en los que están trabajando actualmente o han completado en la ciudad. Ver fotos de edificios levantándose, de reformas transformando espacios, me hizo darme cuenta de la magnitud de lo que significa este trabajo.
Trabajar en una empresa construcción Vigo tiene sus particularidades. La orografía de la ciudad, con sus cuestas y su cercanía al mar, presenta desafíos y oportunidades únicas. He visto obras en pleno centro urbano, con la complejidad logística que eso conlleva, y también proyectos en zonas más nuevas o rehabilitaciones en edificios con historia. El clima, a veces lluvioso, impone sus ritmos, pero la actividad no para. Hay una mezcla de tradición y modernidad en las técnicas y los materiales que se utilizan, y es fascinante ser testigo y parte de ese proceso.
Mis tareas iniciales son, lógicamente, las de alguien que aterriza en un sector nuevo. Estoy aprendiendo de todo un poco, observando a los compañeros con más experiencia, familiarizándome con los planos, los materiales, las normativas de seguridad (que son sagradas en este trabajo) y el día a día en la obra. Cada jornada es una lección. Es un trabajo exigente, a veces físicamente duro, pero la satisfacción de ver cómo algo se construye paso a paso, ladrillo a ladrillo o estructura a estructura, es inmensa.
Estoy emocionado con este nuevo capítulo profesional. Siento que he encontrado un lugar donde puedo crecer, aprender un oficio con solera y contribuir, aunque sea de forma modesta al principio, al desarrollo y la mejora de Vigo. Formar parte de un equipo que construye, literalmente, el futuro de la ciudad es algo que me llena de orgullo. Este es solo el comienzo, y estoy deseando ver todo lo que me depara esta aventura en la construcción viguesa.